Cuidar la piel del sol: antes, durante y después de la exposición

  • Proteger la piel del sol no es solo un hábito de verano, sino una rutina diaria que debe incluir también el cuidado posterior.

Con la llegada de los días más cálidos, el sol vuelve a ser protagonista. Sin embargo, los especialistas insisten en que la protección solar debe mantenerse durante todo el año, ya que la radiación ultravioleta (UV) está presente incluso en días nublados o fríos. Esta exposición acumulativa puede provocar envejecimiento prematuro, manchas, pérdida de elasticidad y, en casos más severos, enfermedades de la piel.

El uso de protector solar diario es la primera línea de defensa, es por eso que la recomendación es usar productos de amplio espectro, con un factor de protección solar de al menos 30, aplicado veinte minutos antes de exponerse al sol y reaplicado cada dos horas.  En este sentido, fórmulas como las de Cetaphil Sun, con texturas ligeras, resistentes al agua y aptas para diferentes tipos de piel, desde las más sensibles hasta las mixtas o grasas, ofrecen una protección efectiva y cómoda para el uso diario.

Nayibeth Andrade, Product Manager de Cetaphil, explica que “el error más común es pensar que el protector solar se usa solo en la playa o durante las vacaciones. En realidad, la exposición solar es constante: mientras manejamos, caminamos o estamos cerca de una ventana. Por eso, debe ser parte de la rutina diaria, igual que lavarse los dientes”. 

Pero el cuidado no termina al final del día, ya que después de la exposición solar, la piel necesita recuperar su equilibrio y aliviar posibles signos de irritación o enrojecimiento. En este paso, el Gel Crema Calmante de Cetaphil es un aliado esencial: con Aloe Vera, Alantoína y pantenol calma y repara la piel, ayudando a restaurar la barrera cutánea y aportando una sensación inmediata de frescor e hidratación prolongada.

“La protección solar y la reparación posterior son dos caras del mismo cuidado. Preparar y luego restaurar la piel es clave para mantenerla sana y luminosa durante todo el año. Cuidar la piel del sol no comienza en verano ni termina al atardecer: es un compromiso diario con la salud y el bienestar”, concluye Nayibeth Andrade. 

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